sábado, 26 de noviembre de 2011

EL FANTASMA DE LA CALLE DE LOS AFLIGIDOS Segunda parte


l Fantasma de la Calle de los Afligidos

Segunda Parte




Como todas las ciudades, en donde el pasado ha dejado su huella, existen : historias, mitos, cuentos y fabulas. Todas ellas, cargadas de misterio, magia y encanto. Un encanto que va añejándose, haciéndose mas viejo y por ende mas delicioso; como los buenos vinos, que se hacen en la oscuridad y luego al salir a la luz, son el deleite de quien los bebe.


Lima no podía ser la excepción. La capital del mas importante virreinato español, de toda Latino américa. Una cultura que nos dejó: sus costumbres, vicios, gustos, sabores y colores.

Pero siguiendo con lo que nos toca, continuemos con nuestra historia.

Muchos años habían pasado, acompañando a esta historia. Tan fuerte se hizo que para la mayoría de los habitantes, se hacia muy difícil, el transitar a ciertas horas de la noche por aquella calle; tanto así, que solia verse algo desierta, apenas la luz del Sol comenzaba a escasear.

Los temores, las ideas y la beateria conspicua de aquellos dias, habian logrado convencer al arsobispo, para que se organizara un acto liturgico, en plena via y se bendigiese el lugar. Solo lograron que el sacerdote derramara sus bendiciones, con un pequeño responso, invitando al descanso eterno al alma que atormentada, aun no habia recogido sus pasos en este mundo.

Un buen día, un de los vecinos del barrio, visitaba el cementerio para poner flores en la tumba de su madre, cuando................!que! Esto no puede ser, exclamó, haciendose centro de la atención de los demás visitantes del campo santo. Al darse cuenta, disimuló y prosiguio con lo suyo. Pero la impreción que se habia llevado, no lo dejaba en paz así que comenzo a buscar entre la gente, hasta que ........Encontro lo que buscaba. Ahi estaba, la razón de su tormento. Habia dado con el espíritu en pena y en pleno cementerio.

Su impresión fue tan grande que, estubo a punto de perder el conocimiento. Unas personas que se encontraban cerca lo ayudaron, al percatarse de que algo le estaba sucediendo. Luego de reponerse del susto, emprendio el camino de regreso a su casa.

Algo perturbado por el incidente, a duras penas logro mantenerse en pie durante todo el trayecto ya que las piernas le temblaban como serpentinas al viento.

Al llegar a casa, conto lo sucedido a su hermano. Este, le contesto diciendo: !Estas loco! O que te pasa, ¿que has comido? O te has metido una borrachera de padre y señor mio. No, hombre si es verdad lo que te estoy contando. ¡Pero no!Como va ha ser verdad, semejante tetudez! Pareces una de esas viejas chismosas inventando, sabe Dios que demonios.

No se que decirte para que me creas. Es el aparecido con el que me he cruzado alguna vez en la calle por la noche.

Bueno y así continuo el jaleo del dime que te digo y el jala que te quito.

Luego de un tiempo, en que la pasión del asunto habia amainado. Ambos conversaban con mas calma y juicio. ¡Mira! hagamos una cosa; tu y yo nos vamos a ir al cementerio, a abuscar al “fantasma” y así aclaramos las cosas,

¿Estas de acuerdo? Bueno, respondio el asustado.

Acto seguido, los dos hermanos se dirigieron al campo santo. El testigo ocular del asunto, pensaba para sus adentros que, volver a encontrar al difunto, era mas que imposible, porque tratandose de una alma en pena, no iba a estar paseandose a vista y paciencia de todo el mundo y mucho menos, esperando que el y su hermano fuesen a buscarlo, para preguntarle: ¿de que mundo vienes? Así, caminando, caminando, las congeturas estaban a la orden del día.

El hermano, pensaba de igual manera, solo que convencido de que su asustado hermano de esa manera, disiparia sus dudas.

Luego de llegar al cementerio y haberse paseado, por no menos de una hora: de aquí para allá y de allá para acá, ambos se sentaron a descansar al borde de una tumba, cuando de pronto.......El hermano comenzo a sentir que su hermano, le daba de tirones en el brazo. Brucamente voltio hacia el y le increpo ¿que te pasa? A lo que el otro le señalaba a alguien. Sin más ni más el hermano atino a adivinar de quien se trataba a lo que le pregunto a su asustadizo hermano, ¿a quien te refieres? ¿A ese señor que viene caminando hacia nosotros? Entre tartamudeos y balbuceos la respuesta fue sí. Lo que provoco una estruendosa carcajada en el hermano, exclamando ¡estas loco, completamente loco! No hombre, si es Don Romualdo ¡Don Romualdo! y quien es el. Nada más ni nada menos que nuestro vecino. Dicho esto, el hermano se aproximo al “fantasma” le extendio la mano y ambos se saludaron muy cordialmente.

El asustado hermano, no podia salir de su asombro y mucho menos entender lo que estaba pasando.



Don Romualdo, era un solteron empedernido que se dedicaba a la fabricación de ataudes. Su serio negocio, estaba situdo en las inmediaciones del cementerio el mismo que solia ser su centro de operaciones.

Es cierto, que su apariencia física estaba mimetizada con el trabajo que realizaba pero su vida, solia ser más mundana y terrenal que la de cualquier otro mortal.

Sus hábitos laborales, lo obligaban a permanecer casi toda la jornada fuera de su casa. Se levantaba muy temprano y retornaba a altas horas de la noche.

Lo peculiar de esta rutina, estaba en el hecho de que este personaje de carne y hueso, habitaba en una vivienda que tenia dos puertas. Una de ellas estaba justamente en la calle de los afligidos y la otra se encontraba en la calle de atrás.

Don Romualdo, vivia en una casa que databa de la época colonial. Una vivienda que con el correr de los siglos, habia sufrido ciertas modificaciones pero en es ir y venir de recortes, se quedó con un callejón en donde solo habia una vivienda de pequeñas dimensiones. Por capricho de quien lo rediseño, tenia una entrada por una calle y otra por la de atrás.

Lo que sucedía es que Don Romualdo; solía entrar por la de la calle de los afligidos al retornar de su trabajo y salir a la mañana siguiente muy temprano, por la otra calle. Solo que.......Esto lo hacia de manera inconciente, hasta que se percato de lo que aquello sucitaba en su vecindario y decidio seguirles el juego.

Nuetro querido “fantasma” era conocido por una parte de los vecinos, como un hombre muy trabajador, comun y corriente y por la otra, como un fantasma o espiritu errante.

Pero hay muchas historias y tradiciones, que son; la esencia de la fragancia que evoca la memoria de un sueño llamado Lima.

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jueves, 24 de noviembre de 2011

La vida.......Puede ser la mas sutil de la caricias o el mas cruel de los flagelos.

José Luis


domingo, 20 de noviembre de 2011

EL FANTASMA DE LA CALLE DE LOS AFLIGIDOS



L FANTASMA DE LA CALLE DE LOS AFLIGIDOS



PRIMERA PARTE





Una de las tantas tradiciones, extraídas de la chistera mágica de la historia de una ciudad que se niega a morir y vive envuelta en la bruma del embrujo con el susurrar del tiempo.

Eran los albores de los años sesentas y la historia nacía, en el corazón de la ciudad de Lima.

Entre las callejuelas pintorescas, aun estrechas y románticas, como si el tiempo no hubiese llegado nunca y mucho menos pasado.

En aquellos tiempos, la gente solía recogerse a tempranas horas. Los comercios, cerraban sus puertas a las ocho de la noche, por lo que al promediar las diez; difícilmente se podía observar a algún marchante, salvo alguno que otro tunante y veinticutrino, que no ha de faltar en esta basta villa del señor. Si también agregamos a nuestro escenario; la mortecina y pobre iluminación de aquel entonces..............Diríamos que: es el lugar perfecto para abrigar a esta truculenta historia.


No bien habían sonado las once de la noche en la iglesia de Santo Domingo; cuando los vecinos se preparaban a escuchar el retumbar de los pasos dados por el controvertido personaje que los mantenía en constante vigilia.

En la calle de los Afligidos. Una callejuela próxima a la iglesia, que data de las épocas de la conquista española y que carga con una riqueza histórica, que bien podría despertar la envidia de una urbe entera. “Vivía” el personaje de nuestra historia. Se trataba de un hombre de aproximadamente; unos cuarentaicinco años, con aspecto algo trasnochado. Solía vestir unos pantalones de color plomo, camisa blanca, corbata negra y chompa tipo saco del mismo color. Cabellos negros,rasurados a los lados y atrás,peinados bien a la gomina.

Su rostro algo encendido por lo resaltante de su color rojo en las mejillas y en la nariz. Una nariz rectilínea, que hacia juego con sus rescazas cejas y el negro de sus ojos; y una estatura que no sobrepasaba el metro setenta.

En lineas generales, su escasa sonrisa y evasiva miradas, lo hacían mas de allá que de acá. Según cuentan aquellos que por suerte o por desgracia, se habían topado con el.

Todo el misterio, estaba basado en el hecho de que aquel hombre de aspecto algo mortecino y escaso de amabilidad; aparecía siempre a altas horas de la noche e ingresaba en un saguan, perdiendose en el. Lo curioso de todo este asunto es que; nadie lo había visto salir del mismo lugar a ninguna hora ni en algún día en especial.

Los vecinos consternados, solo se limitaban a rezar y las viejas cucufatas; ni se diga: ha rezar mas de lo debido y a exagerar hasta el hartazgo en el ejercicio de la plegaria a diestra y siniestra. (mas siniestra que diestra) .

El fantasma de la calle de los afligidos, escribía día a día su historia en tinta negra y con la pluma de su misterio.

Mas adelante, continuare con este relato y esta historia, que me toco vivir. Bueno........Mas que vivir, respirar......................