El
Misterio De La Casa Matusita
Lima
como toda ciudad de larga data, historia y tradición, tiene: sus
leyendas, mitos y creencias populares. Tanto es asi que; existe un
gran misterio sobre una casa que suscita el interés de mas de un
habitante capitalino.
Sucede
que en la esquina de la Av. España con la Av. Inca Garcilaso de la
Vega; existe una casa que es conocida como: “Casa Matusita” Sin
que esto tenga nada que ver con las industrias japonesas Matsushita.
Lo que ocurre es que en la planta baja de este inmueble, funcionaba
una casa comercial que llevaba como nombre el apellido de sus
fundadores; unos inmigrantes japoneses, que decidieron abrir sus
puertas a finales de los años cuarentas.
En
el segundo piso de este edificio; que por cierto, su antigüedad se
remonta a los años 1700, aun que su aspecto no lo parezca. Se
encuentra un espacio completamente deshabitado, para ser mas
exactos; toda la segunda planta.
Las
razones son muchísimas y las historias mas aun. Se dice de todo y se
cuenta de todo, cada quien a su libre y regalado antojo. Yo me
atreviera a decir que se a convertido en la leyenda comodín, Porque
se adapta al capricho del narrador.
El
lugar se dice estar maldito, se ha encontrado deshabitado, por
muchísimos años, sin que mediara explicación lógica alguna. En la
década de los sesenta a los setentas, se llego a decir que: como se
encontraba frente a la embajada de Los Estados Unidos de
Norteamérica; esta había arrendado el lugar, para que nadie lo
habitase puesto que representaba un grave riesgo para su seguridad.
Cuento que mas de uno acepto por encontrarlo algo lógico, conociendo
de que pie cojean los “norteños”
Pero
esta versión también se desmorono, cuando dicha entidad se mudo as
u nueva sede. La vivienda seguía deshabitada, cosa que fortaleció
las leyendas que le atribuían, rodeadas todas ellas de maldiciones,
hechizos, conjuros y cuanto hay.
Ha
comienzos de los años ochenta, un conocido animador de la televisión
limeña, monto un espectáculo, casi de corte circense. Dijo que iba
a entrar en la casa, para permanecer en ella, por espacio de siete
días, para demostrar que allí no pasaba nada y que si pasaba; el
mostraría los videos y grabaciones de lo que ahí aconteciese.
Al
cabo de cuatro días, fue “sacado” del lugar de manera aparatosa
y conducido a un hospital, ya que presentaba signos de alteraciones
mentales. Se dice que permaneció internado por espacio de “trece”
meses y al ser dado de alta: ya no era la misma persona, puesto que
su comportamiento no era el de una persona normal.
Lo
cierto es que todo fue un montaje. Loco fue siempre y normal no
parecía. Debo decir que fue mi vecino por un tiempo y la verdad es
que...
Parece
ser que aquella historia, que permaneció vigente por muchísimas
décadas, se ha ido desvaneciendo con el pasar de los años, puesto
que hoy en día es una casona remozada y esta ocupada en sus dos
plantas. Al parecer, los “espíritus malignos” se han visto
obligados a mudarse a otros barrios, menos ruidosos para lograr su
tan ansiada paz eterna.
La
razón por la que estuvo deshabitada tantos años aquella casa,
obedece a una disputa judicial, entre los hermanos Andrade Fernandez,
propietarios de dicho inmueble. Caso muy común, que se repite en la
mayoría de inmuebles de la vieja y querida Lima.
Me
hubiese gustado haber podido satisfacer mi natural morbo, con un
final menos drástico y realista, pero también, me gusta velar por
la salud emocional y racional de mis vecinos.