CALLEJÓN DE UN SOLO CAÑO PRIMERA PARTE
Reza así, la letra de una popular canción criolla, salida de la imaginación de uno de nuestros más grandes poetas, decimista y artista de nuestra historia, como es: Don, Nicomedes Santa Cruz. Hoy no voy a hablar de este personaje que es casi un hito en nuestro historial artístico peruano, pero si vamos a dedicarle unas líneas a otro personaje, tanto o mas importante que nuestro Nicomedes. Aun que, este no es de carne y hueso, pero tiene mas alma que cualquier mortal. Se trata nada más ni nada menos que: del callejón, todo un símbolo popular de aquella Lima antigua, en donde florecieran, nuestras tradiciones, costumbres y todo aquello que nos identifica como sociedad. Cuna de oro de nuestros artistas, llámense estos: compositores, escritores, cantores, pintores, escultores, gastrónomos y todo aquello que tenga que ver con el arte en si. Sin olvidarnos que ahí nació una verdadera cultura de solidaridad y camaradería multicultural, étnica y humanista.
Los callejones, eran los lugares donde Vivía la gente pobre en épocas de la colonia española. Eran grandes extensiones de terreno cercado, donde había un sinnúmero de habitaciones, de diferentes dimensiones, según el tamaño de la familia que lo ocupara. Claro esta, que a veces estas no pasaban de tres piezas. Sus características mas relevantes, consistían: en que tenían pisos de tierra compactada, tanto en el interior de las habitaciones como en el exterior y solían tener como casi un emblema, en el centro de la calle: un pilón, nombre con el que antiguamente se le denominaba a esta especie de pila, hecha de piedra con un agujero, por donde emanaba el agua, que a su vez discurría por una acequia, que servia de desagüe. Con el pasar del tiempo, el agujero fue reemplazado por un tubo de hierro, llamado caño y este a su vez por un grifo o llave de paso, pero siempre conservo el nombre de caño, como muchas otras cosas que pasaron a formar parte de nuestro lenguaje popular.
Los servicios “higiénicos” consistían en un pequeño cuarto de menos de un metro cuadrado, donde solo existía un hueco en el suelo, que iba, directamente a desembocar a la acequia y donde los habitantes del callejón, hacían sus necesidades corporales.
El caño, pila o pilón, era el centro de reunión, ahí se lavaba la ropa, los utensilios de cocina, los platos, etc. Pero también servia para la higiene personal, la afeitada, la lavada de medio cuerpo y cuanto su imaginación pueda esgrimir.
Aquí se reunían a diario, los moradores del callejón, aquí discutían, se agarraban a los golpes, para arreglar cualquier entripado, también servia para la chismografía, el cuchicheo, la maledicencia, el amiste. Pero también era el lugar perfecto para realizar un conclave al aire libre y determinar el motivo, el lugar y los pormenores de la próxima jarana. Aquí se arreglaba todo, el caño era el comienzo o el fin de algo. Sin caño, no hay callejón y sin callejón no hay cultura callejera.
En el callejón, nace la chapa, el mote, el apodo, la criollada, la jerga, el dicho, la picardía, la enjundia popular en su máxima expresión. Pero principalmente, la esencia del arte, en todas sus expresiones, como ya lo hemos mencionado al comienzo de este articulo. Ahí cobra vida, la esencia misma del limeñismo, con un sello propio y de características inconfundibles, un verdadero sello de identidad, vale decir; el titulo oficial de ciudadanía de un limeño de pura cepa.
Quien no ha pisado un callejón, no puede auto proclamarse criollo o limeño mazamorrero, porque por que ahí podríamos decir que: le falta callejón.
En el callejón, se perfeccionan la guitarra y el cajón, se “cristianiza” al vals vienes, se le quita lo burgués, nace la marinera, con su primera y su segunda, como dijo doña facunda. Los bailes negroides venidos de Chincha, Cañete y alrededores, se estilizan y se mestizan, se hacen mas citadinos y ruidosos que en sus tierras de origen.
Diríamos que los callejones, eran verdaderas escuelas de bellas artes, santuarios de la sabiduría popular y fuente de inspiración de nuestros mas insignes talentos artísticos.
Las jaranas que ahí se celebraban, no eran fiestecitas de poca monta, ¡no! La cosa era en serio, de tres días como mínimo y con todos los ingredientes necesarios para el éxito total. Su majestad el PISCO, era el rey indiscutible y el personaje central del evento, no existía la cerveza, ni había sito para el ron, el whisky o cualquier otro menjunje. El pisco se bebía puro y de una calidad extrema, porque era traído directamente desde las haciendas aledañas, sin pasar por ninguna mano misteriosa que lo pudiera adulterar. Preparado o mejor dicho destilado de la variedad de uvas Italia. Todo un verdadero licor de dioses. Los motivos de una jarana, podían ser de cualquier índole: desde un nacimiento, un casamiento, una muerte, un bautizo, un noviazgo, un cumpleaños y todo aquello que pueda dar pie o motivo de una celebración.
Todo este contexto jaranero, no era nada más que el caldo de cultivo de la inspiración, para el contrapunto, la inspiración, la contienda artística, el enriquecimiento, de la copla o el artilugio musical. Si entre los concurrentes o exponentes, se encontraba alguien que no vivía en el callejón: esto servia de acicate para demostrar las bondades aprendidas o perfeccionadas en su barrio o en su callejón de origen, dando paso a una verdadera batalla de conocimientos, que enriquecían a un mas lo ya creado.
Inicialmente los callejones fueron la morada de los negros esclavos, luego esto fue cambiando y comenzaron a integrarse otros grupos étnicos, como: los mestizos, cholos, sacalaguas y toda la amplia gama de razas que enriquecen nuestra querida patria, exceptuando claro esta a los chinos y japoneses, que no entraban en el cuento.
En la segunda parte seguiremos develando todas las riquezas, de este santuario cultural llamado; CALLEJÓN.
A mis amigos lectores, los invito a sugerir los temas culturales que mas les agraden y de los que les gustaría, que se toquen en esta columna.
quien creo esa cancion ?
ResponderEliminarVictoria Santa Cruz musica.
ResponderEliminarNicomedes Santa Cruz letra
Victoria Santa Cruz musica.
ResponderEliminarNicomedes Santa Cruz letra
A que le llamaban "el cuarto 16"?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué buena descripción de un callejón. Saludos
ResponderEliminarComo se llama el autor?
ResponderEliminarUna pregunta no se si el administrador o dueño de este blog todavía estará atento a los lectores de sus publicaciones, mi pregunta es ¿si es que estos callejones era propiedad de algún o algunos dueños en particular y si fuese así acaso este dueño alquilaba a quienes habitaban estos callejones las habitaciones del callejón o conforme iva pasando el tiempo los que vivían allí se lo compraban al dueño? Osea que mi pregunta va con la situación del callejón como propiedad, ¿quién o quiénes eran los dueños o titulares de los callejones de un solo caño?
ResponderEliminarQue articulo tan interesante!
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