Divino
Amor
Era
el verano de 1970 y Juan Luis salia de vacaciones. Decidió que lo
mejor que podía hacer era: marcharse de vacaciones a un lugar lejano
y apartado del mundanal ruido Limeño, clásico en todas las
capitales del globo.
Eligió
como destino a la bella y acogedora: San Miguel de Piura, como la
bautizara Don Francisco Pizarro y que dicho sea de paso, fue la
primera ciudad fundada por los españoles en el Perú.
En
esta calurosa ciudad norteña en donde todo es: amistad, alegría,
calor humano y excelente e incomparable comida, Juan Luis encontró
el amor de su vida.
Nuestro
amigo se enamoro de una preciosa chiquilla de 17 abriles, pero no
las traía todas con el: la niña era huérfana de madre y estaba
bajo el cuidado de su abuela y su padre, quienes a su vez exageraban
en el asunto; con razón o sin razón, pero exageraban.
La
cosa es que: al enterarse los tutores de que un enamorado rondaba a
su preciada joya, decidieron declararle la guerra a sangre y fuego.
Mil
y una peripecias debía de sortear Juan Luis para poder ver a su
amada, desde: enviarle cartas por intermedio de una amiga, verse a
escondidas y treparse por el balcón de su casa a la media noche, tal
y cual lo hiciera Romeo. Esto ultimo, le ocasiono buenos golpes y
contusiones, producto de las caídas y porrazos que se daba en cada
intento de huida.
Pasaron
mil y una cosas hasta que el padre de la joven tomo la decisión de
internarla en un convento.
Esto,
significo un duro golpe para la pareja que ya “nada” podía hacer
para seguir encontrándose a escondidas.
Juan
Luis hizo hasta lo imposible por comunicarse con su amor, pero todo
fue inútil, hasta que una amiga de ella fue buscarlo para entregarle
una carta escrita por la recién estrenada novicia. En ella le
rogaba que hiciese algo para sacarla de ahí, que estaba decidida a
asumir todos los riesgos y consecuencias de lo que fuese y pagar el
precio que sea con tal de salir de su encierro.
La
misiva no hizo mas que impulsar a Juan Luis a cometer la mas grande
de sus locuras. El también estaba dispuesto a lo que venga. Sus
estudios, sus padres y su futuro, habían pasado a un segundo plano
lo primero era ella y su loco amor.
Cartas
iban, cartas venían, hasta que llego el momento de la acción, el
día “d”
El
plan era el siguiente:
Un
día determinado a las diez de la noche, Juan Luis estacionaria, “su
auto” a la espalda del convento, que estaba ubicado en las afueras
de la ciudad y por lo tanto se encontraba rodeado de tierras de
cultivo. El auto era una pequeña camioneta que nuestro amigo había
robado a su tío, para poder llevar a cabo su plan.
Ella
a su ves, que contaba con la ayuda de otras amigas novicias, que
sabían de su sufrimiento y que decidieron ayudarla, se arrojaría
por el muro posterior del convento. Antes, el debería de hacerle
una señal con las luces del auto para que ella supiese que estaba
allí.
La
noche llego, el plan se cumplió y los dos escaparon, con destino a
la felicidad pero...
En
la ciudad de Tumbes, frontera con Ecuador a la cual habían llegado
después de dos días, luego de hacer varias escalas y de donde
pretendían pasar la frontera: fueron detenidos por la policía que
ya estaba alertada por la familia de ella, que al enterarse, habían
removido cielo y tierra con tal de dar con ellos.
Ella,
fue enviada de vuelta al convento. El, permaneció detenido en los
calabozos de la dependencia policial por espacio de siete días,
mientras su familia negociaba con la otra parte, para que levante los
cargos que no eran nada mas ni da menos que: secuestro y robo. Cargos
muy graves que podían costare varios años de prisión.
Las
condiciones de la negociación, consistían en: compromiso de no
acercarse a la joven, por ningún motivo, regresar a Lima lo mas
pronto posible y renunciar a todo intento de comunicación posible.
Juan
Luis firmo el compromiso y se marcho sin mas que objetar, pero
destrozado e impotente de tener que renunciar al amor de su vida.
Pasados
dos años y cuando las aguas habían vuelto a su nivel, Juan Luis
regreso a la cálida ciudad norteña, para ver si lograba saber algo
de aquella muchacha que le había roto el corazón.
Lo
primero que hizo, fue ir en busca de aquella amiga que tanto los
ayudo en los momentos mas difíciles. Al verlo aquella joven corrió
a abrazarlo; lo estrecho entre sus brazos en un abrazo que duro una
eternidad, sollozando y llorando descontroladamente exclamo: ¡Dios
mio! Que grande e inmenso eres, por fin me escuchaste. Juan Luis al
escuchar esto le pregunto ¿Que te pasa? Nada, nada. Conversaron un
buen rato hasta que la amiga le dijo:
dame
un numero de teléfono a donde llamarte, que tengo la mas maravillosa
de las sorpresas para ti.
¿Pero
dime de que se trata? No, no puedo echar a perder una cosa como
esta, espera mi llamada y no te vas a arrepentir de haberlo hecho.
Juan
Luis se fue con una incertidumbre tremenda. Como a las ocho de la
noche, recibió la llamada de la amiga, en la que lo citaba en un
restaurante, a la hora del almuerzo al día siguiente.
Cumplido
el plazo, Juan Luis, se hizo presente en el lugar, tomo asiento en
una de las mesas y al poco rato apareció la amiga acompañada del
amor de su vida, quien a su vez tenia en brazos a un hermoso bebe.
Para
Juan Luis, fue tal la impresión que casi se quedo sin habla y sin
poder de movimiento. Luego de unos instantes, se abrazaron y besaron
hasta el hartazgo y a partir de ese momento no se volvieron a separar
nunca mas.
Una
historia que viví y sufrí muy de cerca. Yo soy amigo de Juan Luis y
padrino de aquel niño que hoy es un hombre.
Perdón
por lo extenso del relato y gracias por su tolerancia.-
Qué bonita historia de amor. Es que cuando el amor se siente de verdad no hay fuerza humana o natural que lo frene.
ResponderEliminarYa ves, en este caso, la realidad supera a la ficción.
Un abrazo Pluma.
Me has tenido en ascuas mientras leía la bonita historia de amor, pero cuando he llegado al final, he respirado hondo, estaba temiendo que terminara mal.
ResponderEliminarFelicidades a Juan Luis, a su esposa,a su hijo y...al padrino.
Un beso
Elena:
ResponderEliminarNo tengo nada que agregar a tu coemntario. lo que has dicho es la pura verdad; es una fuerza que lo puede todo.
Un beso y gracias por venir.
"Gata"
ResponderEliminarMide tus palabras que es eso de "el padrino"
Es una broma.
Menos mal que te volvio el alma alcuerpo, es una historia muy real y muy bonita.
Un beso y gracias por la visita
Hola Pluma y Data, largo el relato pero valió la pena, desde el principio hasta el final, hermosa historia de final feliz, me imagino el sufrimiento de la pareja. El mundo está lleno de prejuicios, mezquindades y odios, cren que prohibiendo hacen el bien sin ponerse del otro lado donde habitan sentimientos puros como el que contás.
ResponderEliminarUn abrazo
Roberto:
ResponderEliminarLamento mucho que hayas tenido que leer demasiado.
Como dices: este mundo esta lleno de mezquindades y tambien de idiotas. Hay muchos seres a quienes les toca sufrir por culpa de otros. Esos otros que quieren hacer pagar a los demas sus propias frustraciones.
Un abrazo.