Lloraba
desconsoladamente, dando vueltas en circulo y aterrado, por haberme
“perdido”En medio de mi tragedia, me “abrase” a alguien que
tenia muy cerca de mi: me abrase a un inmenso árbol y ahí me sentí
mas seguro.
Mi abuelo estaba detrás
de mi y contemplaba mi “drama” esbozando una sutil sonrisa,
apenas tenia dos años de trajinar por las vías de la vida y creo
que esta debe haber sido la primera de mis amargas experiencias.
Aquel árbol, era uno
de los seis centinelas del lugar que ya llevaban allí, algo mas de
cuatrocientos años, viendo crecer y morir a generaciones tras
generaciones, sabiéndolo todo y siendo testigos de la historia. Habian sido seis, pero la ignorancia y su zaña, mataron a los otros.
Sin quererlo ni
saberlo: me había abrazado a la historia, si a la historia misma de
una parte de la ciudad. Estos tres arboles pertenecientes a la
familia de los ficus, son los mas ancianos de la ciudad después de
la famosa “Higuera de Pizarro” Fueron plantados en el año 1550
cuando Don Nicolas de Ribera el Viejo, quien fuera el primer alcalde
la ciudad de Lima aun estaba en funciones en el periodo señalado
por su ultimo ejercicio.
Estos tres “tíos
queridos”se encuentran en la plazuela de Santo Domingo, que esta
ubicada frente a la iglesia del mismo nombre. Son ellos los que
alguna vez me han contado cosas, que mucha gente no conoce, me han
hablado y susurrado al oído; en medio de la noche, de los
atardeceres, aquellos que llegaban con las seis campanadas de la
Iglesia y que eran el preludio para que el canto de miles de
gorriones, anunciaran que : el sol se iba a dormir y ellos también.
Con esa magia y ese
encanto fui haciéndome merecedor y copartícipe de la historia de un
ciudad, que solo duerme cundo yo duermo y solo vive cuando yo lo
siento.
Cuatrocientos
sesentaidos años han pasado y aun están ahí, firmes y erguidos.
Acunando los sueños de los gorriones, los míos y los de muchos mas
que han de venir.
Muchos piensan que tan
solo son: mudos testigos, seres inertes, sin voz y sin expresión
alguna, pero no; son seres que expresan, sienten y pueden comunicar,
solo hay que saber escuchar.
Ellos tienen nombre yo
los bautice: Nicolas, Francisco y Josè Antonio, en honor de:
Nicolas de Ribera
primer alcalde de Lima, Francisco Pizarro, fundador de la capital del
Perú y Josè Antonio Manso de Velasco; uno de los virreyes que mas
obra realizo y al que le debemos la reconstrucción de la Lima que
hoy conocemos.
Me siento reconfortado
y reconciliado conmigo mismo, por haber hecho mención de estos tres
“personajes” tan importantes de nuestra historia limeña.
Mi abuelo siempre me
decía:
Cuenta y repite la
historia como yo te la cuento, para que nunca se olvide y para que
este siempre viva.
La fotografiá y el
grabado que acompañan este articulo: expresan el antes y ahora.
Qué historia más tierna, eso de "bautizar" a tres árboles indica lo importantes que son para ti desde siempre.
ResponderEliminarA mí me pasa lo mismo, hay árboles camino de mi pueblo que conozco de siempre, los he visto crecer y mantenerse en pie ajenos a los problemas y las pequeñeces del hombre.
Un abrazo Pluma.
Hola Elena.
ResponderEliminarCreo que mas que importantes para mi, lo son para la ciudad y historia.
Eso de que: ajenos a los problemas y pequeñeces del hombre, si que es una verdad mas grande que la catedral de Burgos.
Es una pena tener que sufrir las consecuencias de la miseria humana.
Gracias por tu comentario y por tu siempre grata presencia.
Un "abrazo"
Hola me ha encantado el relato y las fotografías, soy una enamorada de las fotos antiguas, sobre todo como estas que son, un antes y un después.
ResponderEliminarEs muy emocionante, o a mi me lo parece, ver como eran ayer las calles, casas, carreteras etc.
Lo dicho, me ha gustado mucho.
Un beso
Hola gata:
ResponderEliminarEs verdad lo que tu dices, las fotos del antes y el despues son el testimonio mas feaciente que podemos optener del pasado.
Un beso y gracias por tu visita.