miércoles, 25 de enero de 2012

El Contrato

Parte 11


Camino de la iglesia, Rosalia no desaprovecho la oportunidad para recriminar a su marido: ¡Ya vez! Que como siempre tenia razón, cuando te decía  que algo no andaba bien y que ese tal Gonzalo, algo se traía entre manos. Nunca fue santo de mi devoción. ¡Claro! Tenia la casa llena de fantasmas y no tuvo mejor idea; que endosarsela al primer ingenuo que se le cruzo en el camino. 
¡Esta bien mujer! Pero ahora no es momento de discutir. Primero tenemos que hablar con el sacerdote, para ver si acepta ir a bendecir la casa.
Minutos mas tarde, legaron a la iglesia y se dirigieron a la sacristía, en donde fueron recibidos por el sacristán a quien le preguntaron por el cura.
¡Un momento! Dijo el encargado, voy a avisar al padre para ver si los puede recibir. Acto seguido; se dirigió hacia una puerta, la abrió, entro y luego de unos instantes, volvió a salir diciendo: pueden pasar el padre los esta esperando.
Ambos ingresaron, al mismo tiempo que el sacerdote se acercaba para recibirlos.
¡Buenos días padre! Dijo Mauro. ¿En que puedo servirlos? respondió el religioso.
Vera padre: mi nombre es Mauro Arbulù y ella es mi esposa Rosalia.
¡Mucho gusto! Yo soy el padre Luis, párroco de esta jurisdicción.
Mauro » Nos gustaría saber, si es posible que usted bendijera nuestra casa.
R.P » Si no les molesta; me gustaría saber el motivo.
Mauro » resulta padre, que desde hace un tiempo, se escuchan: ruidos, voces y gritos extraños. Cada vez son mas frecuentes y la verdad es que: estamos muy asustados y también muy preocupados, porque tenemos dos niños y no nos gustaría que ellos pudiesen pasar por lo mismo.
R.P » ¿Ustedes, saben el origen de esto? Porque es muy sabido que: hay casas que guardan secretos y suelen tener un pasado algo tétrico. Aveces en ellas, habitan espíritus, que  por una u otra razón están atados al lugar sin poder irse de el. Por eso es que se manifiestan  y tratan de llamar la atención, para que los mortales que la habitan, los ayuden a escapar de ahí.
No se cual es el caso, pero me gustaría saber mas del asunto, para ver como es que puedo ayudarlos.
Mauro» La verdad padre, es que no sabemos  en realidad los motivos y es por eso que venimos a buscar su ayuda.
RP » No se preocupen hijos,que para eso soy un ministro de Dios y estoy  a qui, para ayudarlos en lo que pueda.
¿Podrían darme la dirección?
Mauro » Vera padre, ¿no se si usted conoce la casa que esta  en la quebrada que baja a los baños?
R.P. » ¡Claro que si! 
M » Pues bien, esa es la casa. Es la única que existe en ese lugar, a si que es muy fácil llegar a ella.
R.P. » ¿Es que se han tomado la molestia de venir a burlarse de mi en mi propia cara?
M » ¡No padre, faltaba mas!
R.P. » ¡Entonces! Como me van a decir, de que viven en aquella casa, si todo el mundo sabe que es una casa abandonada., desde casi cuarenta años.
Mauro » Disculpe padre pero ¿Hace cuanto tiempo que usted no pasa por ahí?
R.P. » No lo se, pero no hace mucho.
Mauro » Lo que sucede es que nosotros la alquilamos hace unos meses, la hemos refaccionado y ahora si usted la ve, esta completamente distinta.
R.P.» ¿Como es eso de que la alquilaron? ¡A quien?
Mauro »¡Disculpe padre! Por el tono de su voz, puedo percibir de que usted esta dudando de nosotros. Sepa usted señor, que nosotros somos personas serias y honorables, si venimos a la casa de Dios; es en busca de ayuda y no para recibir malos tratos ni insinuaciones, que pongan en tela de juicio nuestra honorabilidad.
El sacerdote, al escuchar el tono enérgico y decidido de Mauro, Dijo ¡Un momento! A ver hijos, vamos a calmarnos. Yo no pretendo maltratar a nadie y mucho menos hacerles pasar un momento desagradable, pero sucede que lo que me están diciendo; no tiene pies ni cabeza.
Me parece, que ustedes han sido victimas de un timo.
Creo que vamos a tener una conversación muy larga, porque , para aclarar las cosas y ver con claridad las acciones a tomar.
Mauro > No le entiendo nada padre.
R.P. > Creo que mejor vamos a la casa y ahí conversaremos con mas detalles.
Mauro > Esta bien padre, como usted diga...
No bien terminaban de hablar, el sacerdote tomo sus cosas, entre las que incluía: una estola,  libro, rosario. acetre e hisopo . Todos los objetos necesarios para impartir una bendición.
Al llegar al lugar, el sacerdote no salia de su asombro. No podía creer lo que veían sus ojos. Era como si aquella casa hubiese cobrado vida y como si los años no hubiesen pasado por ella.

El  religioso fue conducido al salon principal en donde tomo asiento, mientras Rosalia, procedía a ofrecerle una bebida o lo que apareciese el padre.
En tanto que se iniciaba la conversación...

 
 

4 comentarios:

  1. Uff, esto se pone cada vez más interesante. Me muero de ganas por "escuchar" al padre.

    Un abrazo Pluma.

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  2. ¿Ves como yo tenía razón?
    Si le hubiesen hecho caso a Rosalía desde el principio, otro gallo les cantara, pero es que los hombres, nunca haceís caso a las mujeres...así os va...
    Besitos

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  3. Elena.
    Si que va a hablar el padre. Mucho por decir y un gran...Mejor espera y lo sabras.
    Un beso

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  4. "Gata"
    Debo confesar que: por un momento tu ausencia me causo algo de miedo.
    Pense que Gonzalo la habia tomado contigo.
    gracias por tu siempre grata presencia en este rincon.
    Un beso

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