Parte 15
Mauro dejo a su mujer en manos de Matilde y presurosamente se dirigió a la habitación en donde lo esperaba el sacerdote.
Al entrar, pregunto ¿que ocurre padre?
R.P > ¡Mira hijo! He encontrado esto, al mismo tiempo que señalaba la mesa del escritorio en donde se encontraban los restos humanos.
Mauro > ¿Que es? Mientras miraba con atención el lugar que le señalaba el cura.
Ambos observaban, que debajo de la cabeza de aquellos restos humanos: había un sobre, que apenas se distinguía ya que estaba cubierto por el polvo que dejan los años al pasar, cuando nadie interrumpe su paso.
Mauro intento cogerlo, pero fue impedido de hacerlo por el sacerdote, quien le dijo: No se si sea lo correcto, me parece que primero que nada, deberíamos ir en busca de las autoridades e informar de esto
.
Un silencio casi perpetuo, sin ecos ni susurros, se apodero del lugar. Ambos meditaban y pensaban. Hasta que el reverendo se pronuncio: aunque viéndolo bien; no creo que sea necesario ya que nadie se ha preocupado de esto en tantos años, que ahora seria mas una complicación que otra cosa.
Mauro > ¡Pero padre! ¡Que esta diciendo! ¿Que vamos hacer con estos restos entonces?
R.P. > Primero que nada, creo que deberíamos tomar ese sobre, abrirlo y enterarnos de su contenido.
Mauro > ¡Mire padre! Para mi esta claro, es evidente que esto se trata de un crimen y estos restos pertenecen a una victima de ese tal Gonzalo, que nos ha endilgado el problema para deshacerse del asunto. Como no tenemos su dirección ni manera alguna de ubicarlo.
Este hombre de marras, a montado esta escena, para aparentar de que se trata de un suicidio, cuando en realidad fue el el que acabo con la vida de este hombre.
R.P. > Creo que estas delirando hijo. Nada de lo que dices tiene sentido.
Quien va a esperar que pasen tantos años, para trasladarle el problema a otro. No, nada de lo que dices esta dentro de lo lógico.
vamos a tomar ese sobre y leer su contenido, bajo mi entera responsabilidad. Yo asumo todo lo que nos pueda acarrear el hecho de actuar por nuestra cuenta. Soy un sacerdote y no creo que alguien se atreva a dudar de mi palabra.
Maur > Bien padre como usted diga.
El reverendo, deslizo el sobre con mucho cuidado y lo tomo entre sus manos.
El papel estaba manchado, aparentemente con la sangre que emano de la cabeza del “suicida” en el momento de los hechos, pero eso ya no tenia importancia.
El religioso, procedió a abrir el sobre y luego de extraer de el, el documento que contenía y empezó a dar lectura al mismo y en el decía:
Nada me queda, todo cuanto quería y tenia ya no tengo.
La existencia en este mundo para mi; ha dejado de tener sentido, me han arrancado el alma y me han hecho jirones el corazón.
No me queda nada, ni espero nada, solo quiero marcharme para dejar de pensar en lo que no puedo arreglar.
Me encomiendo a Dios todo poderoso, quien creo tendrá un trozo de perdón para salvarme del pecado que voy a cometer.
Mi alma encontrara reposo, cuando alguien tenga a bien dar a mi cuerpo cristiana sepultura, honre mi memoria y cuide de mis bienes.
Dejo todo aquello que en vida poseí a quien obedezca a lo antes dicho y sepa pedir por la salvación de mi alma.
Lima 13 de Enero de 1881
Gonzalo Pardo y Castañeda
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ResponderEliminarUmmmmm..., y si el muerto es Gonzalo ¿quién era el que alquiló la casa a Mauro y Rosalía?
ResponderEliminarLa cosa se va complicando por momentos lejos de ir aclarándose. Confío en que nos desveles el secreto más pronto que tarde.
Un abrazo Pluma.
Elena.
ResponderEliminarNo te preocupes que pronto llegara el final y todo quedara en "su lugar"
Ya estamos cerca
un beso y mil gracias por tu interes